Pero las vacaciones terminan siendo una tortura. Por cuatro razones (si pueden añadir más, mis más sentidas condolencias).
- Siempre ocurren en el peor momento. Si tienes jefes cuya misión más importante es vivir en el pasado, ya te chingaste. Nada de que te den chance de que desafanes en vacaciones y que te vayas con tus carnales o simple y llanamanete de que te quedes en tu cantón a echar la hueva. NEL, tienen que cargar con todos los hermanitos (as) y hacer las mismas cosas: contar chistes en la carretera, comprar cualquier madre artesanal en X pueblito, externar en voz alta los sueños de cada quien. Y si digo que siempre pasan en peor momento es porque justo en esas vacaciones es cuando querías llegarle a aquella chava o te querías ir con tus broders a echar desmadre a un puto pueblo. O-ni hablar, de todo hay en la viña del señor- querías irte todos los días a la matiné de la Cineteca y luego -oh, sueños de la ingrata cultura- pasarte por la librerías del sur de la ciudad.
- Son el mejor caldo de cultivo para el exterminio. Neto, pocas condiciones tan propicias para romperse la madre como unas vacaciones. Entonces los jefes sacan sus peores ondas. Todo el Tiempo y cada vez más, papito y mamita se van hartando uno del otro. Pricipian encabronándose por pendejadas: que por qué no llenaste el tanque desde ayer, que por qué no trajiste tortas de jamón, que por qué la puta madre... De pronto ya los dos están de jeta, que hacen extensiva a los demás, les encabrona que los chavos griten, que sugieran, que se rían, que abran la boca, no se diga que se avienten y armen desmadre. Y espérate que lleguen al hotel, de volada el jefe se empieza a empedar y entonces sí, ya pedo, le da dos tres gritos a la jefa. Las cosas se ponen tensas, por no decir de hueva. Los chavos quieren desafanarse y meterse a las maquinitas o de perdida al internet. Aquellas zambullidas en el agua cristalina ya pasaron a la historia. Las comidas son mortales, uno al otro -de papito a mamita, de mamita a papito- se reclaman por haber es cogido ese hotel, se echan en cara el mal servicio, el pésimo menú, VACACIONES INFERNALES!!! Acaban de llegar y ya les anda por regresar. Y si se te ocurrió ligarte una chava, olvídate: justo cuando estés a punto de tirártela, te van a decir nos regresamos, es imposible vacacionar con tu madre (con tu padre). Y encima el jefe es tacaño, entonces va a pichicatear la lana cabrón. Cada vez que le pidas un billete, te va a soltar un sermón: por qué no has ahorrado, tanto dinero que te doy para la escuela, qué hiciste con la lana que te di en tu cumpleaños...
- Se prestan a las mil maravillas para la explotación. Ya los estoy oyendo: PEPIN (no importa si ya tienes trece años o quince, te seguirán diciendo"PEPIN"), revisa el aire de las llantas, PEPIN, sube las maletas al carro, PEPIN, ayúdale a tu hermanitas a cargar sus maletas, PEPIN, mañana te me vas tempranito a la panadería, me traes veinte teleras para las tortas.
- Son que ni mandadas a hacer para humillar. Tú tan tranquilo, tomándote una chelita -si es que te dan chance de que lo hagaas, lo cual ya es ganancia-, echándole un ojo a una chava que ronda cerca, que miras y te mira, que te gusta y le gustas, que estás esperando el momento justo para caerle, que todo parece propicio, cuando oyes el grito, ya sabes: ¡PEPIN, ve al cuarto por el bronceador! o cualquier pendejada. Adiós chava, carajo, piensas o dices en voz alta: ¡Carajo! Pinches jefes, que vayan ellos, que dejen de estar chingando. Mejor me hubiera quedado en mi casa, tan fácil sido que hubiera sido si mis jefes me hubieran dado escoger. Pero eso habría sido pedirle peras al olmo, como decia mi abuelo, que en paz descanse.
Athlete - Tourist [Tourist]
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